
"Los pintores siempre trabajaban al aire libre, aunque solo fuese para proporcionar un escenario a sus representaciones. Con el tiempo, uno se percató de que un paisaje podía ser pintoresco, digno de por sí de ser retratado para expresar la sensibilidad y las emociones del artista.
Los pintores ingleses fueron los primeros que desarrollaron este gusto por la naturaleza, estos vinieron a la campiña francesa para encontrar inspiración y estímulos para su talento.
Pero pronto estos encuentros de artistas presenciarían una tendencia que fue ganando fuelle con rapidez, concretamente, el gusto por el arte pictórico al aire libre.
Una vista impresionante: el estuario del Sena... El río inmenso y magnífico, el mar y sus horizontes cambiantes, una niebla constante; un prisma bañado por un vaivén de brillo, colores descompuestos y nubes que van desde el azul más claro hasta el más delicado de los grises, a veces plomizos, siempre increíbles. Ráfagas repentinas, chaparrones repletos de luces que recorren desde el amarillo hasta el ocre... La maravilla de estas escenas impredecibles, perseguida con tanto ahínco por nuestros jóvenes artistas, hoy más que nunca las preferidas del arte.
Aire, agua, luz... Momentos."